Hoy queremos hablarte de uno de los encargos más complicados:
hacer nuestra propia pieza de promoción.
«1. Nos toca darnos a conocer.
Desde que montamos el estudio, uno de los temas que sobrevuela constantemente nuestras cabezas es la necesidad de darnos a conocer. Somos conscientes que de las 10.000 empresas que hay dadas de alta en Álava, posiblemente de ellas, solamente nos conozcan un 5%. Nuestro objetivo a medio plazo es invertir esa situación.
Si somos creativos y nuestra especialización es el “Branding” y el diseño enfocado a empresas e instituciones no podemos presentarnos de cualquier forma. Tenemos claro que la primera impresión cuenta mucho. Así que a priori, de todos los soportes de comunicación que hoy tenemos a nuestro alcance, el marketing directo parece una muy buena opción para diferenciarnos. A continuación os contamos porqué.
Un Humano que vive en una capital cualquiera y que acostumbra a consultar los diferentes medios de comunicación, está expuesto a un cifra aproximada de 3.000 impactos publicitarios. No son solo anuncios son también marcas que le abordan a cada paso que da por la calle, desde el coche o en su propia casa.
En este contexto, en el que nuestro cerebro ha ido desarrollando una especie de escudo con el que rápidamente se defiende y no deja entrar a todo aquello que no le resulta relevante, nosotros los especialistas en comunicación cada vez tenemos más complicado captar la atención de nuestros receptores.
Es aquí donde el marketing directo juega un papel importante, lo podríamos definir como un conjunto de métodos que usamos para hacer llegar un mensaje publicitario a grupos de clientes segmentados en base a unos perfiles determinados con el objetivo de obtener una determinada respuesta.
El mailing postal (o correo directo) es la realización de envíos publicitarios en soporte de papel a una serie de direcciones postales previamente extraídas de una base de datos segmentada en función de nuestro objetivo.
3. Que nuestra publicidad, no acabe en la papelera por favor.»
Estábamos convencidos de que si no queríamos que nuestra pieza publicitaria acabase en la basura teníamos que crear algo que la mayoría de la gente no hubiera visto antes. Incrédulos… pensaréis ¡si está todo inventado!
Nosotros entendemos la comunicación como un acto de interacción entre dos partes y la idea de que la persona que recibiera nuestra postal tuviera que hacer algo para desvelar el mensaje nos parecía muy apropiada. Después de varios días de investigación descubrimos la existencia de la tinta termo-cromática, es una tinta que responde a los cambios de temperatura. ¡Ya estábamos más cerca!
4. Háblame claro, que tengo poco tiempo.
La postal que estábamos diseñando constaba de dos partes. La primera en la que le invitamos a nuestro potencial cliente a que diera calor a la pieza para descubrir el mensaje. Pensamos que hoy en día la mayoría de oficinas disponen de un microondas y el uso del mismo podría ser la opción más efectiva.
Y en segundo lugar, agradecíamos la confianza depositada (quién sabe si en el fondo estábamos tramando un plan maléfico para acabar con todos los microondas de las empresas alavesas) y de forma breve presentábamos el estudio
Después vinieron un montón de pruebas de producción para que el aspecto final fuese como el que habíamos diseñado (en este caso se combinaban varios procesos, algunos muy delicados).
Durante el proceso nos encontramos con varios problemas. Uno de ellos fue, que entre idas y venidas, terminamos la producción de las postales en verano y lógicamente la temperatura ambiente incidía en su comportamiento. Así que decidimos esperar a una época del año en la que la temperatura fuese más fría para realizar el envío. Fue a primeros de noviembre cuando se llevó a cabo la entrega y podemos asegurar que la respuesta ha sido muy positiva y con retorno concreto en la consecución de nuevos clientes. Cómo diría aquel, ¡La buena publicidad funciona!