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Fotoprix –compañía insigne del mercado fotográfico nacional con más de 30 años de trayectoria– necesitaba dar un restyling a su modelo de negocio, empezando por su identidad global de marca.
Los motivos eran obvios. La progresiva digitalización de la sociedad, sumada democratización de dispositivos móviles con lentes integradas, había alterado la relación entre las necesidades de sus usuarios y los servicios de Fotoprix.
Si querían retener y/o ampliar su público, necesitaban cambiar su percepción de marca. Dejar de centrarse en el aspecto técnico de la fotografía para llevar el foco de su comunicación al plano emocional. Hablar de personas y no de calidad de imagen. Experiencias VS Píxeles.
La propuesta final incluyó tanto la renovación global de todos los assets de marca (logotipo, claim, packaging, etc.) como la campaña de relanzamiento en su ecosistema de medios y puntos de venta propios. Ya que la propuesta iba de personas, encuadramos en el centro del objetivo a los propios trabajadores de Fotoprix: quién mejor que ellos para contar el nuevo posicionamiento y atraer a clientes y nuevos clientes.
1, 2, 3… Decid Fo-to-prix.
Fotoikatz adquirió la marca Fotoprix con la intención de fusionar ambas y aprovechar el posicionamiento de la segunda a nivel nacional. El siguiente paso era cambiar a todas sus tiendas el nombre. Un cambio drástico que requería ser comunicado a sus clientes con el humor que caracteriza a Fotoprix.
Para Fotoprix son fundamentales sus tiendas físicas, espacios diseñador para crear y compartir.
Uno de los productos que distingue Fotoprix de su competencia es el álbum indestructible. Este artículo tiene un público muy concreto: padres y madres con hijos en edad preescolar a quienes les piden llevar al cole fotos de sus vacaciones.
